miércoles, 30 de noviembre de 2022

Pastel de calabaza y queso especiado





Me resulta más fácil adaptar ciertas recetas a la dieta sin gluten que quitar grandes cantidades de azúcar de muchas recetas de blogs americanos que sigo… y es que el azúcar también cumple su función dando no sólo dulzura sino agregando volumen, suavizando la masa y aportando un caramelizado distinto al hornear, además de otras propiedades.

 

Cuando vi esta receta en la cuenta de Instagram de “Butternut bakery” me recordó la de kuchen de nuez que publiqué hace ya un tiempo, por lo que tomé la receta de la base de este pastel como referencia, con la diferencia de que no la he horneado previamente, como sí hice en el kuchen de nuez, y que he añadido vinagre en la masa como sugiere Jenna Barnad, autora de esa cuenta, que le aporta jugosidad a la masa.

 

Y el resultado es esta receta en la que he conseguido, aun quitando un 50% de la cantidad inicial de azúcar, una base húmeda, superjugosa y especiada de mantequilla y arriba una textura suave y cremosa de queso y calabaza, con el punto justo de azúcar y, por supuesto, sin gluten…





INGREDIENTES PARA LA BASE:

120 gr de mantequilla

120 gr de panela

1 huevo

1 cucharada de vinagre de vino blanco o de manzana

100 gr de harina de arroz integral

50 gr de almidón de maíz

50 gr de harina de almendra

1 cucharadita de impulsor o bicarbonato

1 cucharadita de canela molida

½ cucharadita de jengibre molido

¼ cucharadita de nuez moscada molida

¼ cucharadita de pimienta de Jamaica molida

1 pizca de sal

 

INGREDIENTES PARA LA PARTE SUPERIOR:

200 gr de queso tipo philadelphia

200 gr de calabaza asada y muy escurrida

100 gr de azúcar integral rubio (o azúcar normal o panela)

2 huevos

½ cucharadita de canela

1 cucharadita de pasta de vainilla (opcional)

 

ELABORACIÓN:

Todos los ingredientes deberán estar a temperatura ambiente.

 

Preparar un molde de hornear con papel sulfurizado en el fondo y pareces para evitar que se pegue. Calentar el horno a 180º.

 

Para preparar la base, tamizar las harinas, impulsor, especias y la sal y reservar. Batir la mantequilla con el azúcar hasta que blanquee y tenga una textura suave, esponjosa y ligera. Añadir el huevo y el vinagre, integrar e ir añadiendo poco a poco la mezcla de harinas, hasta que la consistencia sea homogénea. Quedará una masa densa y pegajosa, aunque menos consistente que la de galletas. Verter en el recipiente de hornear, aplanar la superficie con la ayuda de una espátula de silicona o con los dedos ligeramente humedecidos. Reservar mientras preparamos la parte superior.

 

Con una varilla, batir el queso con el azúcar y la calabaza. Añadir los huevos, la canela y la vainilla y seguir batiendo hasta obtener una consistencia homogénea. No hace falta batir demasiado, con integrar los ingredientes de manera uniforme es suficiente. Verter con mucho cuidado sobre la base (yo lo hago añadiendo poco a poco con un cucharón), tapar con un papel de aluminio y hornear durante 50 minutos aproximadamente. A mitad de cocción retirar el papel de aluminio para que se cocine bien por la parte de arriba. Cuando haya finalizado el tiempo, comprobar el punto de cocción moviendo ligeramente el molde; si la parte central baila mucho, dejar cocer 5 minutos más.

 

Enfriar en el molde, desmoldar y dejar reposar en la nevera un mínimo de 2 horas.

 


COSAS QUE DEBERÁS TENER EN CUENTA:

Si eres celíaco, comprueba que todos los ingredientes están libres de gluten. Ya sabes que no solo las harinas pueden tener trazas, sino también las especias si las compras molidas y la vainilla, si la usas.

 

En la base he utilizado panela, pero en la parte superior azúcar integral rubio o azúcar normal, aunque esto es sólo por el color. Si usas panela o azúcar integral normal no te quedará anaranjado sino marrón y el aspecto no es tan bonito, aunque estará igual de rico.

 

Que no te de pereza asar la calabaza en el horno. Personalmente me gusta más que en el microondas y el sabor es más intenso. Yo suelo asar bastante cantidad a la vez y así aprovecho el calor del horno; luego la machaco, la congelo en botes individuales de 250 g y tengo para sacar siempre que necesito. Una vez descongelada la pongo una cazuela al fuego y dejo evaporar el agua hasta que quede más espesa. Para esta receta de los 250 g de calabaza congelada se ha quedado reducida a 200 g.



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